Desde mis entrañas

 

“Mis entrañas, mis entrañas. Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí” (Jer. 4, 19)

 

Después de un mes y diez días de vacaciones en Ecuador, todavía perdura en mi la sensación de aflicción, de cierto dolor intenso, que se experimenta al ver como las gentes del pueblo amigo de San Isidro (Manabí) viven con el miedo, con el temor y con la inseguridad que da el estar conviviendo, todos los días, con la violencia de las bandas de narcotraficantes (en nuestra zona “Choneros” y “Lobos”) por la disputa del territorio.

El temor y el miedo a “las vacunas” (impuesto económico que las bandas exigen a las gentes bajo amenaza de muerte o de destruir el negocio o la casa).

El temor a ser señalados como “sapos” (chivatos) y por lo tanto a la posibilidad de perder la vida a disparos de un sicario cualquiera.

La desazón de ver la corrupción existente en las instituciones que rigen el país y que en buena ley son las encargadas de velar por la justicia y el orden en este pueblo amable, cariñoso, acogedor…

En definitiva, un pueblo que navega entre le miedo y la esperanza al cambio.

Recuerdo nuestros tiempos pasados de trabajo misionero en compañía de Aitor, de Inma, de Amagoia,… en este pueblo de la costa del Pacífico… Un pueblo bullicioso, alegre, de música y baile, de comidas a base de “salchipapas” regadas con una cervecita…

Este pueblo con entrañas de amistad para los componentes del “grupo misionero vasco”, hoy, se ha convertido en un pueblo temeroso, triste,….. donde a las 8 h. de la tarde se ve vacío; donde sus gentes hablan en voz baja de los avatares de la vida (a lo “bajines” que diría un famoso jugador del Athletic) que en bastantes casos pasa por enumerar y comentar las muertes ocurridas por sicariato, y por las tropelías de las bandas delicuenciales…

Pero un pueblo que sigue acogiendo a las gentes que llegan de otros lugares con una sonrisa y un cariño, que les brota de dentro,. Un pueblo que sigue en pie, no derrotado, valiente, con esperanza y con sueños. Un pueblo, el San Isidrense, que sigue dirigiéndose a su “Diosito lindo” para pedirle que les de la fuerza necesaria para luchar por una vida digna, en paz y en progreso creciente.

Por cierto, ¡que gran trabajo el que está desarrollando en la actualidad otro gran misionero vasco: Juan Ramón Echebarría, con el proyecto de investigación y enaltecimiento de la cultura y folklore montubio “Raíces y sueños”

Pues bien, en este pueblo y sus recintos (La Mocora, La Chonta, San Benito, Piquigua, La Humedad, La Providencia, Río Mariano, La Felicidad, y un largo etc.) donde sigo conservando grandes amigos, he pasado mis días de vacaciones celebrando con ellos la eucaristía, los bautismos, las procesiones, las primeras comuniones y recibiendo también el reconocimiento de sus gentes por la colaboración económica de las parroquias de San Fernando y del Corpus Christi, con el fin de paliar un poco sus necesidades.

A menudo, me recuerdan la labor humanitaria y evangelizadora de los vascos en esta zona (Danilo, Elvira, Gualberto, Fanny, Paquita y Liborio, Moncho, las religiosas del Amor Divino, los hermanitos de Juan XXIII…). Y todo ello, ciertamente, me llena de orgullo bien entendido.

Desde estas líneas, escritas con entrañas de preocupación por el momento que viven las gentes de San Isidro, pero también con entrañas de amor y de esperanza, quiero mostrar mi amistad, mi cariño… y con el corazón unido al suyo, gritar como suelen ellos hacerlo: ¡Viva Manabí! ¡Que viva!

                                                                 

 Setiembre 2025

                                                                 

      Antón Rey

                                                         (cura diocesano de Bilbao)

 

 

 

 

AYUDAMOS A ECUADOR

Nuestro párroco Antón Rey, quien estuvo hace algunos años de misiones en San Isidro (Ecuador), este año ha regresado, permaneciendo allí un mes, ayudando y acompañando a esa comunidad cristiana. También se ha encargado de llevar los donativos que se hicieron desde las primeras comuniones en nuestra parroquia Corpus Christi. Los padres de catequesis de la parroquia Corpus Christi   de este curso hicieron una aportación económica como parte de las ofrendas de la misa, en total 910 €, que han sido utilizados para comprar unos ordenadores y material escolar para la escuela para beneficio de los niños de dicha comunidad.