"Vía lucis", Camino de la luz

Al igual que durante el tiempo de Cuaresma o en Viernes Santo hemos rezado el "Via Crucis" siguiendo a Jesús  en camino hacia el Gólgota, ahora en el tiempo de Pascua podemos rezar el Vía Lucis, "Camino de la Luz", sintonizando con Cristo resucitado, celebrando la alegría de los discípulos y de la Iglesia naciente.

 

Pudiéramos rezarlo todos los días de la primera semana de Pascua, disfrutando,  saboreado la presencia de Jesús en medio de nosotros.

  

PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA DE LA MUERTE

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.

 

 

Pasado el sábado, al aclarar el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a visitar el sepulcro. De repente se produjo un violento temblor; el Ángel del Señor bajó del cielo, se dirigió al sepulcro, hizo rodar la piedra de la entrada y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el relámpago y sus ropas blancas como la nieve. Al ver al Ángel, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. El Ángel dijo a las mujeres: "No temáis. Sé  buscáis a Jesús, el Crucificado. No está aquí. Ha resucitado como lo había dicho. Venid  Vengan a ver el lugar donde estaba" (Mt.  28, 1-6).

 

 

Oración: ¡Alabado seas Señor, por tu inmensa misericordia! ¡Gracias por resucitarnos a una vida nueva!

 

  

SEGUNDA ESTACIÓN: LOS DISCÍPULOS ENCUENTRAN EL SEPULCRO VACÍO

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo

 

 

Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro Ase inclinó, vio los lienzos el suelo, pero no entró. Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos.  El sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar. Luego entró el otro discípulo, el que había llegado primero: él también vio y creyó (Jn.  20, 3-8).

 

 

Oración: ¡Gracias, Señor, por el don de la fe! ¡Que podamos contagiar con entusiasmo tu amor!

 

 

TERCERA ESTACIÓN:  JESÚS RESUCITADO SE MANIFIESTA A MARÍA MAGDALENA

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

 Porque con tu Pascua diste la vida al mundo

 

 

María estaba llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó para mirar dentro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Le dijeron: “Mujer, ¿por qué lloras?” Les respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé donde lo han puesto”. Dicho esto se dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” Ella creyó que era el cuidador del huerto y le contestó: “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.” Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Rabboní!", es decir, "¡Maestro!" (Jn.  20, 11-16).

 

 

Oración: ¡Maestro y Señor de la vida, que podamos reconocerte hoy en nuestros hermanos!

 

 

 

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITADO EN EL CAMINO DE EMAÚS

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.

 

 

Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Jesús les dijo: “¡qué poco entendéis y que lentos sois  para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?" y comenzando por Moisés y continuando con todos los Profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él (Lc. 24, 13-15. 25-27).

 

 

Oración: Rompe, Señor, nuestros esquemas, y enciende en nosotros el amor a tu Palabra!

 

 

QUINTA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITADO SE MANIFIESTA EN EL PAN

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.

 

 

Al llegar cerca de Emaús, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron, diciendo: “Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día”.  Entró pues, para quedarse con ellos. Y mientras estaba a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, luego lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron (Lc. 24,28-31).

 

 

 

Oración: ¡Gracias Señor por haberte quedado vivo en la Eucaristía!

 

 

 SEXTA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITADO SE PRESENTA VIVO ANTE LOS DISCÍPULOS

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.

 

 

Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: “Paz a vosotros”. Sobresaltados y asustados, pensaban que veían algún espíritu, pero El les dijo:”¿Por qué os turbáis? ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies, soy yo. Palpadme y ved bien que un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.” (Lc. 24, 36-39).

 

 

Oración: Jesús amigo, disipa nuestras dudas y temores, y anímanos a abrazar tu vida divina!

 

 

 

SÉPTIMA ESTACIÓN : JESÚS RESUCITADO DA EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo

 

 

Jesús les volvió a decir: “La paz esté con vosotros! Como el Padre me envió a mí, así yo os  envío yo. Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió: "Recibid el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que vosotros se los perdonéis, y serán retenidos a los que vosotros se los retengáis" (Jn. 20, 21-23).

 

 

 

Oración: Gracias, Señor, por este Soplo Divino del perdón que renueva, transforma y santifica al mundo.

 

 

OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITADO CONFIRMA LA FE DE TOMÁS

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.

 

 

Ocho días después, los discípulos de Jesús estaban otra vez en casa, y Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos. Les dijo: “La paz esté con vosotros”.  Después dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe". Tomás respondió: "¡Señor mío y  Dios mío!".  Jesús replicó: “Crees porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto! (Jn 20, 26-29).

 

 

 

Oración: Sentimos arder nuestro corazón por la cercanía de tu presencia viva: ¡Señor mío y Dios mío, aumenta nuestra fe!

 

 

NOVENA ESTACIÓN : JESÚS RESUCITADO ENCUENTRA A SUS DISCIPULOS EN EL LAGO TIBERÍADES

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.

 

 

Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, pero los discípulos no sabían que era El. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿tenéis algo que comer? Le contestaron: “Nada”. Entonces Jesús les dijo: “Echad la red a la derecha y encontraréis pesca”. Echaron la red, y no tenían fuerzas para recogerla por la gran cantidad de peces. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: "¡Es el Señor!". Cuando Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Jesús dijo: "Traed algunos de los pescados que acabáis de sacar"; se acercó, tomó el pan y se los dio, e hizo lo mismo con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos (Jn. 21,4-7. 10. 13).

 

 

Oración: Jesús resucitado, que sepamos encontrarte en nuestra vida y hacerte parte de ella.

 

 

DÉCIMA ESTACIÓN : JESÚS RESUCITADO CONFIERE EL PRIMADO A PEDRO

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo

 

 

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". Le preguntó por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Pedro volvió a contestar: “Sí Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Cuida de mis ovejas”. Insistió Jesús por tercera vez: “Simón Pedro, hijo de Juan, me quieres?”. Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: “Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”.  Entonces Jesús le dijo: “apacienta mis ovejas”(Jn. 21, 15).

 

 

Oración: Señor Tú sabes que te amamos, ayúdanos a demostrarlo con nuestro testimonio y en el amor a nuestros hermanos.

 

 

DECIMO PRIMERA ESTACIÓN : JESÚS RESUCITADO ENCARGA A SUS DISCÍPULOS SU MISIÓN UNIVERSAL

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.

 

Los once discípulos partieron hacia Galilea al monte que Jesús les había indicado. Cuando vieron a Jesús, se postraron ante El, aunque algunos todavía dudaban. Jesús se acercó y les habló así: “Se me ha dado toda autoridad en el Cielo y en la tierra. "Id y haced discípulos en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he encomendado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt. 28, 16-20).

 

 

Oración: Señor, danos el coraje de anunciarte en nuestra sociedad.

 

 

DECIMO SEGUNDA ESTACIÓN : JESÚS RESUCITADO ASCIENDE AL CIELO

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.

 

 

Jesús les dijo: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo  y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y hasta los extremos de la tierra”. Dicho esto, Jesús fue levantado ante sus ojos y una nube lo ocultó de su vista. Los discípulos seguían mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. Pero de repente vieron a su lado a dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Hombres de Galilea: ¿Por qué seguís mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo habéis visto partir". (Hech.  1, 8-11).

 

 

Oración: Gracias Señor, por abrirnos las puertas de tu Reino.

 

 

DECIMOTERCERA ESTACIÓN : CON MARÍA LOS DISCÍPULOS ESPERAN AL ESPÍRITU SANTO

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

Porque con tu Pascua diste la vida al mundo

 

 

Entonces subieron a Jerusalén desde el Monte de los Olivos. Entraron en la ciudad y subieron a la habitación superior de la casa donde se alojaban. Los apóstoles estaban íntimamente unidos, perseveraban juntos en la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la Madre de Jesús, y de sus hermanos (Hech. 1, 12.14).

 

 

Oración: Jesús, gracias por darnos a María como Madre, que ella nos enseñe a meditar y vivir tu Palabra.

 

 

DECIMOCUARTA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITADO ENVÍA EL ESPÍRITU SANTO A LOS DISCÍPULOS

 

 

Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.

 

 Porque con tu Pascua diste la vida al mundo

 

 

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Y vieron aparecer unas lenguas como de fuego que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran. (Hech. 2, 1-4).

 

 

Oración: Que tu Espíritu Santo fortalezca nuestra fe, aumente nuestra esperanza, y nos haga vivir en caridad.

 

 

BENDICIÓN SOLEMNE

 

 

Dios fuente de luz, que nos ha mandado el Espíritu consolador bendiga nuestras familias y trabajos.  Amén.

 

El Señor resucitado nos comunique el fuego de su Espíritu y nos ilumine con su sabiduría. Amén.

 

El Espíritu Santo, que ha reunido pueblos diversos en una única Iglesia, nos vuelva perseverantes en la fe y felices en la esperanza de vivir un día todos juntos en su Reino. Amén.